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Cómo vivir bien el mayor tiempo posible: 3 modelos de salud

07/10/24 3minutos

Para promover un envejecimiento saludable, tres modelos de salud—medicina preventiva, medicina del envejecimiento y medicina del estilo de vida—son clave. Juntos, detectan riesgos de salud tempranos, abordan enfermedades relacionadas con la edad y fomentan elecciones de estilo de vida más saludables, con el objetivo de extender la expectativa de vida saludable y mejorar la calidad de vida.

Es un hecho: todos estamos viviendo más tiempo, y la esperanza de vida en los países industrializados y en desarrollo sigue aumentando. Cada año, ganamos alrededor de tres meses de esperanza de vida, y una de cada dos niñas probablemente vivirá hasta los 100 años.

Desafortunadamente, nuestra esperanza de vida saludable, es decir, vivir sin enfermedades crónicas o discapacidades, se estanca. En otras palabras, aunque vivamos más tiempo, es probable que pasemos más años con mala salud.

Un estudio británico reciente muestra que el número de personas de 85 años o más con al menos cuatro tipos diferentes de condiciones médicas se duplicará para 2035. Aquellos que actualmente tienen entre 50 y 60 años están en mayor riesgo de desarrollar dos o tres enfermedades crónicas.

Sin embargo, otros estudios indican que preservar la salud no es incompatible con el envejecimiento: dos tercios de las enfermedades no transmisibles responsables de muertes prematuras pueden prevenirse.

Existen al menos tres modelos de salud que deben usarse juntos para mitigar el impacto del envejecimiento en nuestra salud: medicina preventiva, medicina antienvejecimiento y medicina del estilo de vida.

MEDICINA PREVENTIVA

De hecho, podemos mejorar nuestras posibilidades de envejecer bien detectando cambios fisiopatológicos tempranos que puedan afectar nuestra salud en los años venideros.

Una de las herramientas más efectivas utilizadas por la medicina preventiva es el chequeo médico.

Un chequeo médico es esencialmente el examen médico más completo diseñado para detectar problemas médicos en sus etapas iniciales, cuando el tratamiento es más efectivo.

Un chequeo médico es una evaluación médica integral que generalmente realiza un especialista en medicina interna en una persona por lo demás sana, con un doble objetivo:

  • Diagnosticar posibles enfermedades latentes y tratarlas.

  • Identificar factores de riesgo que puedan afectar la salud futura y eliminarlos.


Esto se ha hecho posible gracias al desarrollo de tecnología médica avanzada: una amplia gama de evaluaciones biológicas, incluyendo pruebas genéticas y epigenéticas, técnicas de imagen (radiografías estándar, tomografías, ecografías, resonancias magnéticas) y pruebas funcionales que ahora permiten un análisis preciso y completo de los organismos vivos.

Algunas de estas pruebas no solo son diagnósticas, sino también predictivas. Gracias a estas pruebas, es posible predecir razonablemente la aparición de un problema de salud y tomar medidas preventivas adecuadas.

MEDICINA DEL ENVEJECIMIENTO

La edad en sí misma es el factor de riesgo número uno que compromete nuestra salud.

El envejecimiento se caracteriza por una mayor fragilidad, una mayor susceptibilidad a enfermedades y un aumento significativo en el riesgo de discapacidad y muerte.

La senescencia, es decir, el conjunto de alteraciones fisiopatológicas que ocurren con el envejecimiento, ya no debe ser vista como una parte inevitable de la vida, sino más bien redefinida como un problema médico y un objetivo para la intervención biomédica.

En la última década, se ha avanzado considerablemente en la comprensión de los mecanismos biológicos fundamentales que subyacen al proceso de envejecimiento. Aunque naturalmente es imposible prevenir el envejecimiento cronológico, ahora es posible ralentizar el envejecimiento fisiológico y prevenir el envejecimiento patológico.

La disponibilidad de biotecnologías de vanguardia ha llevado al desarrollo de estrategias destinadas a retrasar o revertir los cambios perjudiciales que antes se consideraban "normales" del envejecimiento, pero que, no obstante, están involucrados en el desarrollo de múltiples condiciones patológicas relacionadas con la edad.

En este contexto, la medicina del envejecimiento, a veces referida como medicina anti-envejecimiento, ha entrado recientemente en el panorama médico. La medicina del envejecimiento es un nuevo campo de la medicina preventiva basado en la aplicación de conocimientos científicos avanzados y biotecnologías innovadoras para la detección temprana, prevención, tratamiento y reparación de disfunciones y enfermedades relacionadas con la edad.

Su objetivo es extender la expectativa de vida saludable desarrollando estrategias para mantener una alta calidad de vida para las personas en la segunda mitad de sus vidas. Es parte del esfuerzo médico y científico más amplio para confinar la morbilidad a los límites biológicos de la vida humana.

MEDICINA DEL ESTILO DE VIDA

La medicina del estilo de vida es un campo emergente que aborda los principales comportamientos de salud responsables de la mayoría de las muertes prematuras.

Los objetivos clave incluyen la nutrición, el manejo del peso, la actividad física, el bienestar, el manejo del estrés, la espiritualidad, el uso de sustancias, la conectividad y la mejora del sueño. En última instancia, el papel de la medicina del estilo de vida es optimizar la trayectoria del envejecimiento, llevando a una compresión de la morbilidad al final de la vida.

Independientemente de nuestra herencia genética, podemos influir en el ritmo de nuestro envejecimiento a través de nuestras elecciones de estilo de vida y las condiciones ambientales a las que nos exponemos.

Los estilos de vida poco saludables están en la raíz de la carga global de enfermedades crónicas, representando aproximadamente el 63% de todas las muertes. Las condiciones relacionadas con el estilo de vida representan un problema de salud pública en crecimiento, alcanzando proporciones epidémicas en todo el mundo.

Proporcionar estrategias basadas en evidencia para el cambio de comportamiento puede ayudar a las personas a tomar decisiones sostenibles en áreas clave como la actividad física, la alimentación saludable, el manejo del peso, la mejora del sueño, la cesación del consumo de alcohol y tabaco, el bienestar y el manejo del estrés.

Los hábitos de salud establecidos temprano y practicados a lo largo de la vida influyen no solo en nuestra longevidad, sino también en la calidad de salud que experimentamos en la adultez. 

La obesidad, el síndrome metabólico, la diabetes, la hipertensión, la aterosclerosis, el asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), los trastornos cognitivos, ciertas enfermedades neurodegenerativas y autoinmunes, y los cánceres de mama, próstata y colon son todas condiciones para las cuales se ha demostrado científicamente una prevención efectiva a través de simples modificaciones en el estilo de vida.

Los mecanismos biológicos detrás de esta acción preventiva se comprenden parcialmente. Nuestro estilo de vida impacta directamente en cómo se expresan nuestros genes. Los factores ambientales y las elecciones de estilo de vida influyen en los mecanismos epigenéticos, como la metilación del ADN, la acetilación de histonas y la expresión de microARN, que a su vez regulan la actividad genética.

El ejemplo más convincente es el de los gemelos idénticos. Los gemelos idénticos comparten la misma composición genética, pero cuando se crían en diferentes entornos, exhiben diferentes patrones de metilación del ADN, lo que puede contribuir a diferentes susceptibilidades a enfermedades entre ellos.

Dado que los marcadores epigenéticos como la metilación del ADN pueden copiarse fielmente entre generaciones sucesivas de células, la epigenética también puede explicar cómo el entorno de un feto o un niño puede influir en la susceptibilidad a enfermedades futuras.

Está cada vez más claro que los cambios desfavorables en la programación epigenética debido a estilos de vida poco saludables juegan un papel en numerosas condiciones patológicas como las mencionadas anteriormente.

Con el aumento continuo de la esperanza de vida, es crucial que nuestro sistema de salud promueva proactivamente la medicina preventiva, la medicina del envejecimiento y la medicina del estilo de vida en nuestras sociedades. Estos modelos de salud deben enseñarse en las escuelas de medicina, y la investigación en estas áreas debe financiarse para apoyar su desarrollo dentro de los límites de la medicina científica.​